• EL GRITO
-Ya sé -nos comenta ahora Horacio Guarany- que muchos dicen que cuando canto grito. Es bueno que conozcan un poco al cantor por dentro, fuera de las anécdotas superficiales o sensacionalistas que algunas revistas suelen recoger. Cantar, para mí, es mucho, pero no es todo. Representa sólo una manera de expresar un mundo de cosas, todo lo que nos golpea o nos emociona. Soy un enamorado de la pintura. Podría, por ejemplo, decir lo mismo pintando, si supiera pintar. La canción, para mí, no es mas que un pretexto, un vehículo para decir lo que siento. Pero no me conforma totalmente. Me gusta escribir. Digo muchas de mis cosas escribiendo. Cantar es sólo una de las formas, uno de los medios a mi alcance para llenar esa tremenda necesidad mía de pulsar totalmente el sentir del pueblo. Yo comencé a cantar en Buenos Aires, ya maduro. Tenía tanta necesidad de hacerlo, de que me escucharan, que aquello salió como un borbotón. ¡Habla esperado tanto! Ahora, que he expresado ya mucho de lo que quería decir, estoy más serenado. Lanzo mi grito aún cuando la canción lo requiere, pero no puedo profesionalizar mi grito, no sería sincero conmigo mismo. Muchos me dicen: "Usted me gustaba más cuando gritaba". Otros me advierten: "Usted se impuso por el grito. ¡No lo deje!" Yo no puedo andar haciendo esos cálculos. Canto como lo siento. No puedo mentirme a mi mismo. El grito sale cuando debe salir, pero no lo convierto en recurso.