El 5 de diciembre de 1978 regresó al país de incógnito, y solamente un mes más tarde, el 20 de enero de 1979 sufrió otro atentado con una bomba en su casa de la calle Nahuel Huapi en la Capital Federal (situada en el barrio Coghlan, cuando estaba en un asado con sus amigos. Como él mismo lo cuenta, salió fuera de su casa gritando e insultando, pero lo encararon con un auto y le arrojaron una granada, que afortunadamente pegó en la rama de un árbol y se desvió. Sin embargo igual lo hirieron en una pierna y en la cadera algunas de las piedritas del artefacto, que si lo hubiese alcanzado de lleno le habría perforado todo el cuerpo sin que pudiera sobrevivir.
Cuando hizo la denuncia la policía le dijo que habían recibido orden de dejar la zona liberada. Si bien pudo permanecer en el país sin recibir más amenazas hasta el retorno de la democracia, solamente pudo actuar en espectáculos realizados en el interior, pero incluso en Cosquín estuvo prohibido.